La Argentina incrementará a fines de septiembre la disponibilidad de gas natural con la puesta en producción del primero de los tres pozos del Proyecto Fénix operado por TotalEnergies en la Cuenca Austral Marina.
Días antes que se inicie la producción de gas y luego de cuatro años de estudios, construcción e instalación, Energy Report desembarcó en el Fénix y recorrió el rig de perforación y la plataforma de 4.800 toneladas, instalados a unos 60 kilómetros de la línea de costa de Tierra del Fuego, donde muchos dicen que se encuentra el «Fin del Mundo». Allí, a 200 km de las Islas Malvinas y a unos 30 minutos de viaje en helicóptero de la ciudad Río Grande, unas 140 personas trabajan todos los días rodeadas por el imponente Mar Argentino, soportanto la inclemencia del viento patagónico, las bajas temperaturas, las intensas nevedas, para producir el gas offshore más austral del mundo.
En esta primera etapa, TotalEnergies y sus socios Pan American Energy (PAE) y Wintershall Dea Argentina sumarán unos 5 millones de metros cúbicos diarios de gas. Cuando los otros dos pozos entren en producción a fin de año, el Proyecto Fénix aportará 10 millones de metros cúbicos durante al menos 15 años, lo que implicará aumentar 8% la producción total de gas del país, equivalentes a 70.000 barriles de petróleo por día. Esta producción permitirá la sustitución de importaciones de entre 10 y 15 barcos de GNL durante los meses de invierno.
El gas natural que se extraerá de Fénix a 70 metros de profundid del mar será transportado por un gasoducto submarino que se conecta a otra plataforma offshore cercana Vega Pléyade, para luego enviarlo, procesarlo y acondicionarlo en la planta de tratamiento en tierra de Río Cullen. Una vez que el gas esté listo para abastecer a la demanda interna, ingresará al Gasoducto San Martín, cruzará Estrecho de Magallanes y recorrerá unos 2.000 kilómetros hasta Bahía Blanca.
Para llegar a la plataforma offshore se viaja en un helicóptero durante casi media hora, dependiento si el viento sopla a favor o encontra. La aeronave viaja a una velocidad de entre 250 y 300 kilómetros por ahora, a 1.000 pies de altura, unos 300 metros sobre el nivel del mar. Como en todas las operaciones de este estilo, la seguridad es lo primero.
Por eso, todos los visitantes utilizaron trajes de supreviviencia heméticos que impiden el contacto el agua, chalecos salvavidas para flotación y equipo de oxígeno. Antes de partir y al llegar a la plataforma, los responsables de la seguridad brindaron precisas instrucciones para evitar incidentes y se mostraron videos de inducción.